El bien y el mal

El bien y el mal. Museo de Bellas Artes de Lyon

El Bien y el Mal, Víctor Orsel, Museo de Bellas Artes de Lyon. Francia.

Esta pintura de gran formato, llena de simbolismo religioso, desarrolla la hsitora de dos jóvenes que personifican los dos principios: el Bien y el Mal. Tanto en un caso como en otro, existe una alegoría central, una sucesión de pequeños sainetes que se van describiendo, de forma que puedan oponerse sus diferentes elecciones. La primera, vestida de verde, representada a la izquierda, representa la sabiduría y la virtud, que le asegura una vida serena y dichosa. A la derecha, la segunda se deja tentar por la pasión y entabla lo que se puede calificar como una vida disoluta, cediendo a las avances de un caballero, que la deja después del nacimiento de un hijo. Rechazada por su familia y tras la muerte del niño, se suicida colgándose. Los símbolos, ornamentos y fórmulas latinas acentúan el mensaje.

En la parte superior del cuadro, podemos ver la consecuencia de la vida que ha llevado cada una de ellas: la de la izquierda va al cielo, la de la derecha es arrastrada por el demonio hacia el infierno.

Por la elección del formato, curvado en su parte superior, la utilización del fondo de oro y la yuxtaposición de muchas escenas de una misma historia, Víctor Orsel retoma voluntariamente ciertas características de los cuadros de iglesia del final de la Edad Media y del comienzo del Renacimiento. Sin embargo, esta obra no responde a ningún encargo religioso, pero ambiciona pertenecer a la pintura de carácter moral o cristiano. Deseoso de servir con su arte a una renovación religiosa, el artista de Lyon se orienta hacia una concepción formal y espiritual de la pintura marcado por el ejemplo de los pintores italianos del siglo XV y de un grupo de artistas alemanes que desarrollaron su actividad artística en Roma, los «Nazarenos». Como manifestación de esta nueva estética, la obra se presentó en el Salón de París el año 1883.