Portada de la Iglesia de San Pablo (Valladolid)

Esta es una de esas fotos que se hacen en un viaje, no se le pone pie y años después se encuentran en un pendrive, después de pensar que sólo se había hecho en la imaginación.

La Portada del llamado Colegio de San Pablo ha sido conocida como un “retablo al aire libre” que consta de tres cuerpos:

La estructura de la fachada está formada por tres cuerpos. El bajo, terminado en la imposta que corre sobre el gran rosetón central, desde donde parte el segundo cuerpo, hasta el frontón triangular, tercer cuerpo y remate de la fachada. Debidamente documentada la intervención del escultor burgalés Simón de Colonia, así como el abono de la obra que todavía no estaba concluida cuando muere su mecenas el dominico Fray Alonso de Burgos, según reclama aquél ante los testamentarios.

Siendo la fachada principal «la joya del Convento» y fray Alonso de Burgos uno de sus más notables benefactores, no extraña el lugar elegido para certificar su munificencia. Fray Alonso está representado en el tímpano del cuerpo en la escena de la Coronación de la Virgen María. Tal motivo encaja plenamente con la iconografía y devociones marianas que la orden dominicana siempre tuvo especial afán de propagar. Quien fuera sucesivamente fraile, prior del convento de San Pablo, confesor de la reina Isabel la Católica, obispo de Palencia, quiso perpetuar su memoria. Así, el obispo fray Alonso de Burgos arrodillado y revestido con los atributos pontificales, capa pluvial decorada con lises, mitra y báculo, convirtiéndose en testigo excepcional de la ceremonia. Nuestra Señora ocupa el centro de la escena ante la presencia del Padre Eterno, Cristo y el Espíritu Santo. A los lados, los santos Juanes -evangelista y Bautista- y, fuera de escena, santos dominicos: el fundador santo Domingo de Guzmán, santo Tomás de Aquino, san Vicente Ferrer y san Pedro Mártir. Sobre el fondo del relieve destaca la decoración de escamas, característica de las obras ejecutadas por el maestro de Colonia.

Conviene advertir que, en los primeros años del siglo XVII, en la remodelación de la fachada llevada a cabo tras obtener don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, el patronato sobre el Convento, este importante personaje de la corte de Felipe III tuvo especial interés en ocultar los blasones del dominico. En efecto, enseguida quedó cumplida la orden de limar la superficie de los escudos sostenidos por los ángeles que, de la noche a la mañana, pasaron de cobijar la flor de lis -escudo de Fray Alonso de Burgos- a ostentar la barra y estrellas de Lerma. El Duque de Lerma no quería compartir con nadie la fama que, sin duda, merecen cuantos intervinieron, con su peculio o su genio artístico, en la realización de esta singular obra. Pero el famoso Fray Mortero, como era conocido Fray Alonso de Burgos -por proceder del valle de Mortera o por sus afanes de edificación-, sigue imperturbable integrado en la principal escena de la fachada. Un merecido recuerdo para quien en Valladolid contribuyó a poner en pie el convento de San Pablo y el contiguo Colegio de San Gregorio.

Iglesia de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

Y es que ¡cómo un cura (aunque fuera obispo de Palencia) iba a osar competir con el valido de Felipe III!, más conocido por ser el fundador de la especulación inmobiliaria, por usar el capelo cardenalicio para eludir el cadalso y por delegar tal acción en su segundo, Rodrigo de Calderón, que sí fue condenado a muerte por las numerosas “irregularidades contables” (para decirlo finamente) realizadas. Menos mal que no se dio cuenta de que el bueno de Fray Alonso estaba representado con la Virgen: si no, lo mismo se pone también ahí. Difícilmente se puede competir con tanto título en esos terrenos tan escabrosos.

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