Jorge Juan, el legado de un marino científico (III): la medición del arco de meridiano (II)

Jorge Juan y Santacilla. Rafael Tegeo. 1828. Museo Naval.
Jorge Juan y Santacilla. Rafael Tegeo. 1828. Museo Naval.

En anteriores entradas, ya hemos visto su infancia y adolescencia, así como el planteamiento de la problemática que llevó a la medición del arco de meridiano. Vamos a continuar con esta medición para solucionar la controversia entre los partidarios de Newton (la Tierra estaba achatada por los polos) y los de la Academia de Ciencias (la Tierra estaba achatada por el Ecuador). Precisamente por eso, se propusieron las expediciones a Laponia y a Perú para la medición, en cada zona, de un arco de meridiano y compararlos.

Felipe V concedió el permiso para dicha medición en Perú (entonces virreinato español) a cambio de que fueran dos guardamarinas, siendo elegidos Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Por parte francesa, los elegidos para dicha expedición fueron Louis Godin, Charles-Marie de la Condamine y Pierre Bouger.

Louis Godin. Anónimo. 1735-1750. Óleo sobre lienzo. Biblioteca del Observatorio de París. El pie del retrato dice: “Retrato del Sr. Godin de la Academia de Ciencias, pintado por el Sr. Jeaurat, su amigo. Guardado entre los retratos del Rey en Versalles: donado a la Academia de Ciencias por el Sr Jeaurat Nuevo, miembro de la mencionada Academia”.

El astrónomo y académico francés Louis Godin fue el principal promotor de la doble exposición geodésica y se encargó de la dirección de la misión a Quito. Para la ejecución de los trabajos de campo, se organizaron dos grupos para garantizar la exactitud de las mediciones, el primero formado por el propio Godin y Jorge Juan y el segundo compuesto por La Condamine, Bouger y Antonio de Ulloa. Tras la expedición, Godin permaneció varios años en Lima, ejerciendo la cátedra de matemáticas de la Universidad de San Marcos y ocupando el cargo de cosmógrafo del virreinato. En 1753, fue nombrado director de la Academia de Guardamarinas de Cádiz y responsable del recién creado observatorio astronómico, a por iniciativa de Jorge Juan, con el que mantuvo una estrecha amistad desde los años de la expedición.

Para que una misión de este tipo tenga un buen rendimiento es necesaria la armonía del grupo, o al menos el deseo de cooperación, aparcando inquinas personales, lo que no se dio en esta ocasión. Bajo el punto de vista de los franceses, Godin, responsable de la expedición, se convirtió en un tirano científico, a la vez que fue un dilapidador de dinero, continuamente enfrentado a Bouguer y La Condamine, los que por otra parte a lo largo de la expedición dejaron de hablarse y de trabajar juntos. Al final, Godin fue expulsado de la Academia de Francia, se quedó en Perú como profesor y posteriormente fue el director de la Escuela de Guardia Marinas de Cádiz gracias a la amistad y buen entendimiento con Jorge Juan, que había sido su compañero de grupo durante las mediciones.

Charles-Marie de la Condamine. Anónimo. 1761. Óleo sobre lienzo, Biblioteca del Observatorio de París.

La Condamine formó parte de la expedición a Quito en calidad de geógrafo. Durante la misma mantuvo constantes enfrentamientos tanto con sus colegas franceses como con Jorge Juan y Antonio de Ulloa, con los que sostuvo una fuerte disputa por la decisión del levantamiento de unas pirámides conmemorativas en recuerdo de la misión geodésica. El motivo del enfrentamiento fue la inscripción que el científico francés propuso grabar sobre el monumento que, en opinión de los marinos españoles, ensalzaba la participación francesa y minimizaba la contribución de la corona española a los logros de la expedición.

Plaza, alzado y perfil de las dos pirámides conmemorativas levantadas en Yaruqui de la expedición hispano-francesa para medir la longirud del meridiano y de las modificaciones que en las mismas debían introducirse. 1742. Quito. Archivo General de Indias.

En 1743, La Condamine decidió regresar a Europa tomando la ruta del río Amazonas, con el objetivo de trazar el mapa de su cuenca hidrográfica, lo que prolongó su viaje de vuelta hasta 1745.

Octante modelo Hadley. Siglo XVIII. Museo Naval.

La expedición contó con los instrumentos científicos más modernos de la época, que permitieron calcular la medida del arco del meridiano con una precisión sorprendente, a pesar de las dificultades planteadas por la complicada orografía del terreno. Finalmente, los resultados de las mediciones geodésicas y las observaciones astronómicas permitieron conocer la medida del arco del meridiano que pasa por Cuenca (Ecuador), es decir, el nivel de curvatura de la esfera en ese punto.

En esta imagen vemos un grafómetro (Museo Naval, Siglo XVIII), en primer término; y un catalejo (Museo Naval, siglo XVIII).

El valor del grado del meridiano en Perú resultó ser de 56.768 toesas1, considerablemente inferior a las 57.060 toesas de París y a las 57.437,9 toesas de Laponia.

Cuadrante de dos sectores modelo Davis (Siglo XVIII, Museo Naval).

Los resultados obtenidos por Maupertuis en Laponia quedaron confirmados empíricamente y se pudo concluir que la medida del grado del meridiano en el polo tenía un valor superior que la medida del grado del meridiano en el Ecuador. Esto resolvió la disputa sobre la forma terrestre en favor de la teoría de Newton y confirmó que la tierra era una esfera achatada por los polos.

Disturbios en la plaza de toros de Cueca (Perú) el 23 de agosto de 1739, contra los académicos de la expedición geodésica. Biblioteca del Museo Naval.

Pero los problemas no fueron sólo de carácter climatológico, geográfico o científico, sino que también la expedición los tuvo con las personas de los sitios por los que pasó:

Los expedicionarios también tuvieron problemas con las gentes de las poblaciones por donde pasaban. La Inquisición los acusó de ser judíos. Eran recibidos con recelo, ya que la gente se preguntaba qué hacían aquellos hombres midiendo cosas por las montañas después de haber recorrido medio mundo para llegar allí. Muchos suponían que buscaban minerales preciosos o que estaban investigando algún extraño secreto. Ulloa dejó constancia escrita de aquellos recelos y extrañezas de los lugareños:

«Ahora es justo que se considere cuánta diversidad de juicios formarían en aquellos pueblos sus habitantes: por una parte, les admiraba nuestra resolución y, por otra, les sorprendía nuestra constancia; y finalmente todo era confusión aun en las personas más cultas; preguntábanles a los Indios, cuál era la vida que teníamos en aquellos sitios, y quedaban espantados del informe que les hacían: se veían que nadie quería ayudarnos, aun siendo de naturaleza robustos, sufridos y acostumbrados a las fatigas; experimentaban la tranquilidad de ánimo con la que sufríamos en aquellos lugares, y la resignación con la que después de haber concluido en uno la cuarentena de trabajos y de soledad, pasábamos a los otros; y en tanta admiración y novedad no sabían a qué atribuirlo»

Pero el mayor problema lo tuvieron en la ciudad de Cueca, representado en el anterior grabado:

Posiblemente debido a alguna provocación, en Quito, los expedicionarios fueron corridos a pedradas. En Cueca, el cirujano de la expedición, Jean Senièrgues, fue asesinado por un asunto de faldas. El hecho ocurrió cuando en 1739 los científicos fueron invitados a las fiestas populares de la ciudad. El cirujano entabló relaciones «ilícitas» —según dijo otro miembro de la expedición— e hizo ciertas ostentaciones ante la gente de la ciudad, que se enfadó, y unas 300 personas persiguieron a los expedicionarios, mataron al cirujano y si no dieron muerte a más fue porque se refugiaron en un colegio de los jesuitas.

Otro miembro de la expedición llamado Pierre Dodin se fugó con una muchacha de solo 13 años. El botánico se volvió loco. Y otros murieron por caídas o por fiebres.

Afortunadamente, durante la expedición los dos españoles se entendieron bien y complementaron sus actividades, ya que además de atender a las diferentes mediciones, cada uno en su grupo, prestaron atención a otras materias en cumplimiento de las instrucciones y posteriores órdenes recibidas. En concreto, Jorge Juan prestó especial atención a los procesos matemáticos e hidrográficos, mientras Ulloa se preocupó sobre todo de los aspectos históricos, geográficos y naturalistas.

Carta de la Provincia de Quito y de sus adyacentes. Pedro Maldonado. 1750. Impreso sobre papel. Archivo Histórico de la Armada.

El lugar elegido para realizar las mediciones fue la región andina que separaba las ciudades de Quito y Cuenca, situadas a 400 KM de distancia. Durante el desarrollo de la expedición, los científicos tuvieron que enfrentarse a las irregularidades de una orografía con montañas de más de 4.000 metros de altitud y a la complejidad de desplazar los pesados instrumentos científicos hasta cotas tan inaccesibles. Además, tuvieron que soportar las condiciones climatológicas extremas de la cordillera andina, que complicaron las mediciones en las cumbres. Estas dificultades determinaron que la expedición a Quito se extendiera durante nueve años, mientras que en la expedición enviada en paralelo para medir el arco del meridiano en Laponia se resolvió en tan solo ocho meses.

Carta de la meridiana medida en el Reyno de Quito de orden del Rey Nuestro Señor para el conocimiento del valor de los grados terrestres y la girua de la tierra concluida en 1744. Jorge Juan y Antonio de Ulloa. 1748. Libro impreso. Biblioteca del Museo Naval.
Carta de la meridiana medida en el Reyno de Quito de orden del Rey Nuestro Señor para el conocimiento del valor de los grados terrestres y la figura de la tierra concluida en 1744. Jorge Juan y Antonio de Ulloa. 1748. Libro impreso. Biblioteca del Museo Naval.
Péndulo astronómico. John Elicotte. Siglo XVIII. Acero, latón y vidrio. Museo Naval.

El péndulo astronómico se utilizó durante la expedición para determinar la coordenada de longitud de un punto concreto. El cálculo se hacía mediante la observación de un fenómeno astronómico, como un eclipse lunar o el movimiento de un satélite de Júpiter, en dos puntos diferentes del globo, midiendo el modelo exacto en el que había tenido lugar con el reloj de péndulo. La diferencia en los tiempos obtenidos en la observaciones del fenómeno permitía determinar la longitud de un punto respecto a otro. Este péndulo perteneció a Antonio de Ulloa.

Para saber aún más, podéis leer este artículo sobre Jorge Juan.

Los textos son los que incorpora la exposición, que termina el próximo domingo y que no se verá prorrogada.

Placa conmemorativa en la ciudad de Cádiz a Jorge Juan y Antonio de Ulloa por el aniversario de la medición del arco de meridiano.
Placa conmemorativa en la ciudad de Cádiz a Jorge Juan y Antonio de Ulloa por el aniversario de su partida a la expedición que iba a realizar la medición del arco de meridiano.

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  1. Antigua medida francesa de longitud, equivalente a 1,946 m. ↩︎

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